martes, 1 de octubre de 2013

Autobiografía

FRANCO  BRAVO

Soy la prueba de una gran descendencia ilustre, mi familia tiene una larga historia incalculable. El primero de los Bravos que recuerda la historia no fue un Bravo, sino uno llamado Brrrr. El mundo era tan reciente, que muchas de las personas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlos con el dedo o , llamarlos imitando el sonido de un animal. Este personaje se hizo una leyenda porque fue el primero en cazar un tigre dientes de sable y desde ese hecho, fue llamado Brrrr, no solo por el rugido de la fiera, sino porque el sonido significaba bravura y valentía.

Este es el origen de mi apellido, que mi primer antepasado valientemente hizo honor, aunque dicho apellido ha sufrido varias transformaciones idiomáticas a lo largo de los siglos. Felizmente el significado se ha mantenido hasta nuestros días.

Al primero, le siguió William Wallace(apellido que significa embravecido) un valiente héroe escoces, que mostraba un gusto por las faldas .Incluso así vestido,  luchaba contra los ingleses por la soberanía de su país, pero  que tiempo más tarde seria traicionado por los nobles de su nación, que le entregaron ante el rey Enrique I. Mi antepasado a pesar de recibir una tortura insoportable, nunca aceptó  la monarquía inglesa y por eso fue desmembrado en cinco pedazos y repartido sus restos por las principales ciudades de Escocia, no para darle santa sepultura, sino como señal de advertencia.

El mundo conoció al más cuerdo de mis antepasados,  el maestre Eduar Bravío, un famoso pirata vikingo, que raras veces mostraba sobriedad. Mi antepasado tenía un gran sueño, que era volar como las aves, así que, bajo los efectos del alcohol, desplumó a cuanta ave pudo y se metió en el agujero del cañón para ganar impulso, a él le corresponde el  honor  de haber sido el primer ser humano en volar, al menos,   en mil pedazos.

Llegado el siglo XVI, en esa época floreció Bravo el Hermoso, más conocido como Casanova, fue secretario y soldado del ejército veneciano, sin embargo,  no estaba interesado en conquistar territorios, sino doncellas. Su más grande combate no lo hacía en el campo de batalla,  sino en el lugar donde duermen las personas. Se recuerda como un hombre bondadoso,  que siempre pensaba en todas las mujeres.   Y su misma solidaridad hacia las féminas le llevo a la perdición tras  tener mucha bondad con la reina de Italia, El Rey Lucio luego de enterarse mandó a castrar a  casanova y posteriormente a la horca.

El más observador de mis antepasados, Francesco Bravosquelli, se atrevió a decir que la tierra giraba alrededor del sol, incluso más antes que Copérnico, pero  que fue silenciado por las llamas de la hoguera al ser acusado de hereje por el Vaticano. Hasta el momento  final de su muerte se mantuvo fiel a su teoría.

Durante los 30 mil años, es decir, hasta finales del ciclo XIX, la familia fue enaltecida por la proezas  de muchos héroes, de otra manera habrían muerto en la oscuridad, sin embargo, como en toda familia, siempre hay una oveja negra que se atreve a manchar el buen apellido, mi familia no fue ajena a esto.

 Este antepasado, no hizo honor al apellido, estoy seguro que nunca debió tener el privilegio de llevar ese dichoso  nombre, pues fue totalmente un cobarde y traidor. Él fue capaz de vender a su país por un cofre de oro y unas cuentas tierras en Chile. Cuenta la historia, que el general, cuyo nombre no quiero mencionar, dio información a los chilenos sobre el movimiento del monitor Huáscar y a de su capitán, Miguel Grau, pues todos sabemos cómo termina esa historia.  Este hecho, quedara marcado como un estigma  para los Bravos, desde siempre y para siempre hasta el fin de nuestros días.

Al legar a este punto, me invade un pensamiento, “no tendría valor escribir mi autografía que parecería descolorida, comparado con la de mis antiguos antepasados “Es de personas sabias cambiar de opinión y después de haber reflexionado bien, creo que mi vida no merecerá escribirse hasta que me hayan desmembrado en cinco pedazos.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Perversión bajo sotanas



La iglesia católica como toda institución relevante dentro de la sociedad, encierra historias siniestras sobre personas que aprovechan su jerarquía para saciar sus deseos más retorcidos.

Así inicia el relato sobre Gabino Miranda, obispo auxiliar de Ayacucho, religioso perteneciente al Opus Dei, con una preparación cristiana que muchos anhelarían tener. Un defensor absoluto de la moral y los buenos principios, que terminó por sucumbir ante la tentación de su cruda humanidad.

Fue una tarde de misa, de un domingo frío y melancólico, cuando a las puertas de la iglesia arremetió una madre furiosa en busca del obispo Miranda, acompañada de su hijo que rompía en llanto y desesperación.

El pequeño Pablito que por mucho tiempo vio a Miranda como un protector y guía, en ese momento se escondía asustado bajo la falda de su madre, era un miedo tan palpable que hizo temblar al mismo obispo, quien ya se imaginaba lo que vendría.

Ante el desconcierto de los parroquianos, con voz justiciera y mirada rabiosa, la mujer se dirigió a la multitud y señalando a Miranda, exclamó: “Este hombre que ven frente a ustedes, que viste túnicas blancas, que predica la existencia de bondad y respeto en los corazones humanos, que guía por el buen camino la mente de aquellos que obran mal, que nos transmite y comparte el cuerpo y la sangre de Cristo mediante sus palabras; no es nada más que un desperdició y un error del gran poder de nuestro Señor”

Luego de semejante declaración, los párrocos allí presentes, confundidos y curiosos por saber el motivo de aquel discurso, trataron de calmar el ímpetu de aquella mujer, quien no pudo reprimir más las lágrimas, tras ver el rostro triste de su hijo.

Entonces con la voz entrecortada, relató para todos los presentes, el macabro hecho que sufrió el pequeño Pablito a manos de obispo Miranda: Siendo ya la hora de almorzar, me pregunte porque mi niño aún no regresaba de su catequesis, si siempre lo hacía en forma puntual. El tiempo pasaba y con mucha angustia salí a buscarlo a la iglesia, no bastó llegar hasta allí, pues a medio camino lo encontré llorando en la vereda con el pantalón manchado de sangre, con mucho temor me acerque a abrazarlo para preguntarle qué había pasado, pero me hizo a un lado y sin dirigirme la palabra caminamos juntos hasta la casa.

Fue allí donde no pudo contenerse más y me contó como el obispo de la parroquia había abusado sexualmente de él: “Estábamos jugando a señalar el nombre de los santos según las imágenes que nos mostraba el obispo, quien acertaba más nombres ganaría el juego y se llevaría un premio especial después de clases. Yo fui el ganador y luego que los demás niños se fueron a sus casas, el obispo me dijo que era momento de darme mi premio, entonces comenzó a desvestirse y me obligó a hacerlo también, luego de eso se me acercó y comenzó a tocarme y arrojándome contra la pared se puso detrás mío y empezó a violarme, mientras yo sangrada y lloraba de dolor. Al terminar me dijo que me limpiara y me fuera a mi casa sin comentarle de esto a nadie, porque de lo contrario no podría llegar nunca al cielo”

La madre indignada e impotente se puso a llorar, no tenía la más remota idea de que algo así pudiera suceder. En eso el padre llegó a casa, y al ver a su esposa e hijo con el rostro empapado en lágrimas, preguntó con miedo y angustia que había pasado.

Tras oír toda la historia, el padre ofuscado sintió deseos de rabia y humillación, entonces pensó en hacer justicia por sus propias manos, pero al ver la expresión de dolor de su familia, recapacitó y decidió no traer más desgracias al hogar, entonces se dirigió a la comisaria del pueblo para entablar una denuncia en contra del obispo.

Luego de tal testimonio, todos los creyentes dentro de la iglesia dirigieron su mirada hacia Miranda, quien nervioso por la acusaciones, trato de negar los hechos y escapar de la ahora enardecida multitud que empezó a perseguirlo. Tras conseguir llegar hasta la puerta de la iglesia, Miranda se dio con la sorpresa que afuera lo esperaba el padre de Pablito con un par de policías, quienes rápidamente lo enmarrocaron para llevarlo a la comisaria.

Al final de esta historia, el obispo Miranda fue destituido de la iglesia católica y procesado por la policía. Toda la comunidad ayacuchana espera que se haga justicia para este hombre que traicionó la confianza de los hombres, y de Dios, a quién uso como pretexto para desatar su depravación.



Kevin Hinostroza Llantoy


sábado, 21 de septiembre de 2013

LA HORA CABANA

Aquella mañana el arresto del ex presidente, Alejandro Toledo y de muchos congresistas  transformaría la manera de hacer justicia en el Perú. El congreso acababa de culminar una sesión histórica, donde se aprobó un nuevo proyecto de ley  sobre el arresto y  sentencia  penal, a las autoridades que incurran en la corrupción, es decir que ningún político iba hacer inmune ante la justicia. 
 Alas ocho de la mañana, Toledo salió contento y ufano rumbo al congreso, confiado que saldría libre de polvo y paja, como salen todas las autoridades, sin presagiar que minutos más tarde los oficiales lo esperarían para arrestarlo. Codujo su BMW, acompañado de su esposa Eliane Karp y de su abogado para  preparar un artilugio legal con el fin de evadir a la justicia.
Días antes, había salido un mail  y una factura de arbitrio, donde se corroboraba la participación en la empresa Ecoteva y el pago de 3 millones de dólares de la hipoteca de su casa en Camacho, a ello se suman los inmuebles de su suegra ,Eva Fernenbur.
En el congreso,  el caso se había vuelto insostenible porque muchos políticos e incluso la comisión de ética, habían incurrido en delitos de corrupción y hasta ese momento  ninguno fue sancionado, lo que generó constantes manifestaciones, sin embargo no se atendía las demandas de los ciudadanos, hasta que la  opinión pública estalló. El país había entrado en una  crisis política, incluso muchos aprobaban la disolución del congreso.
La presión de la opinión pública se había vuelto insostenible, así que el congreso, en medida desesperada, decidió enmendar su error, tratando de aprobar una ley que le devolviera la credibilidad, y para eso tenían que rodar cabezas. Aquella mañana Toledo apareció en el congreso para dialogar con su partido, pero más grande su sorpresa al percatarse que varios oficiales le estaban esperando, uno de ellos le esposó y dijo:
-Señor Toledo- queda arrestado- cualquier cosa que diga será usado en su contra ante un tribunal--Soy  nocente – Toledo atinó a decir.                                                                                                                                                -No toquen a mi cholo sagrado-





Franco Bravo Tejeda